DISCURSO DE EVA
Eugène Henri Paul Gauguin Y el oro de sus cuerpos
Hoje te cumprimento brutalmente:
com um golpe de tosse
ou uma patada.
Onde te metes,
aonde foges com tua caixa louca
de corações,
com a reguera de pólvora que tens?
Aonde vives:
na fossa em que caem todos os sonhos
ou nessa teia de aranha onde penduram
os órfãos de pai?
Que saudade
sabes?
como a mim mesma
ou aos milagres que não acontecem.
Que saudade,
sabes?
Quisera persuadir-te não sei de que alegria,
de que coisa imprudente.
Quando virás?
Tenho uma pressa por espairecer,
por dizer-te: «minha vida»
e que los tronos nos humilhem
e as laranjas palideçam em tua mão.
Tenho vontade de olhar-te a fundo
e achar véus
e fumaça,
que, por fim, perecem em chama.
De verdade que te quero,
mas inocentemente,
como a bruxa clara onde penso.
De verdade que não te quero,
mas inocentemente,
como o ânjo enganado que sou.
Te quero,
não te quero.
Sortearemos estas palavras
e uma que triunfe será a mentirosa.
Amor...
(Que digo? Estou equivocada,
aqui quis pôr que já te odeio.)
Por que não vens?
Como é possível
que me deixes passar sem compromisso com o fogo?
Como é possível que sejas austral
e paranóico
e renuncies a mim?
Estarás lendo os jornais
ou cruzando
pela morte
e a vida. Estarás com teus problemas de acústica e de virilha,
inerte,
desgraçado,
entretendo-te em uma aspiração do luto.
E eu que te degelo,
que te insulto,
que te trago um jacinto desaprumado;
eu que te aprovo a melancolia;
eu que te convoco
aos sais do céu,
eu que te zurzo:
que?
Quando vais matar a salivaços,
herói?
Quando vas a molerme otra vez bajo la lluvia?
¿Cuándo?
¿Cuándo vas a llamarle pajarito
y puta?
¿Cuándo vas a maldecirme?
¿Cuándo?
Mira que pasa el tiempo,
el tiempo,
el tiempo,
y ya no se me aparecen ni los duendes,
y ya no entiendo los paraguas,
y cada vez soy más sincera,
augusta...
Si te demoras,
si se te hace un nudo y no me encuentras,
vas a quedarte ciego;
si no vuelves ahora: infame, imbécil, torpe, idiota,
voy a llamarte nunca.
Ayer soñé que mientras nos besábamos
había sonado un tiro
y que ninguno de los dos soltamos la esperanza.
Éste es un amor
de nadie;
lo encontramos perdido,
náufrago,
en la calle,
Entre tú y yo lo recogimos para ampararlo.
Por eso, cuando nos mordemos,
de noche,
tengo como un miedo de madre a quien dejaste sola.
Pero no importa,
bésame,
otra vez y otra vez
para encontrarme.
Ajústate a mi cintura,
vuelve;
sé mi animal,
muéveme.
Destilaré la vida que me sobra,
los niños condenados.
Dormiremos como homicidas que se salvan
atados por una flor incomparable.
Y a la mañana siguiente cuando cante el gallo
seremos la naturaleza
y me pareceré a tus hijos en la cama.
Vuelve, vuelve.
Atraviésame a rayos.
Hazme otra vez una llave turca.
Pondremos el tocadiscos para siempre.
Ven con tu nuca de infiel,
con tu pedrada.
Júrame que no estoy muerta.
Te prometo, amor mío, la manzana.
CARILDA OLIVER LABRA
2 comentarios:
Querida Pilar, he paseado este blog de una orilla a otra, es hermoso. Quería compartir esta alegría por haberte encontrado en los fulgores de estas páginas. Hay una afinidad en los gustos, me sorprendió que pusieras 'Sala de psicopatología' una prosa poética o poema que me enamora. Memorial indolente, la traducción de Carilda. De verdad, un paseo inolvidable. Un abrazo.
hermoso!, llegué por casualidad y me alegro de las casualidades...
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